La Claustrofobia, o el miedo a encontrarse en espacios pequeños o habitaciones sin la posibilidad de escapar, es una fobia específica prevalente en la sociedad. Este tipo de fobia corresponde al subtipo de “fobia específica”, en el que una respuesta de ansiedad intensa, incluso miedo, emerge después del contacto con un estímulo específico. Su prevalencia se reporta entre el 2% y el 10% de la población general. Los factores de riesgo son varios y relacionados entre sí, pudiendo identificar desde predisposición genética a discusión la amplia importancia del condicionamiento y de la habituación en el desarrollo de esta fobia específica, en donde la persona aprende a temer contextos inescapables y cerrados, como ascensores, espacios cerrados, sótanos, etc.
Uno de los miedos que sufren los claustrofóbicos es a sofocarse estando en una espacio cerrado. Este síntoma imita aquellos típicos de un ataque de pánicos, o manifestaciones similares (mareos, caídas, despersonalización, desrealización, pérdida de control de esfínteres, vómito, incomodidades cardiacas). Como consecuencia de este miedo, la persona trata de evitar las situaciones temidas, limitando sus vidas al no poder utilizar ascensores, metros, o incluso coches o buses.
Este miedo está asociado con la percepción del espacio, con el proceso cognitivo de evaluar la seguridad y el control sobre el espacio en el que nos encontramos. Por ejemplo, este miedo tiene un valor adaptativo en el caso de túneles o cuevas, en los que el movimiento se encuentra limitado y el riesgo de lesiones o incluso muerte es alto. El problema ocurre cuando la persona desarrolla respuestas ansiógenas para contextos en los que el riesgo real no existe, pero se mantienen las condiciones ambientales de “inescapabilidad” o “encierro” en este caso el ascensor.
Normalmente se inicia con un sentimiento de ansiedad o sofocación en una situación dada (en el metro, coche, elevador, en espac ios cerrados….) Posteriormente, con el fin de evitar la recurrencia de las crisis, el paciente claustrofóbico deja de asistir al lugar donde la primer crisis tomó lugar. Debido al miedo recurrente de experimentar la situación de nuevo, la ansiedad se desarrolla debido a la posibilidad de exponerse a otro ataque. Como consecuencia de este proceso, el paciente termina aprendiendo que si él/ella va a un lugar cerrado o inescapable, un ataque de pánico emergerá, se sofocarán, experimentarán incomodidades cardiacas, y por consiguiente, aprenderán a evitar dramáticamente cualquier espacio que comparta las características mencionadas.
La existencia de este desorden tiene importantes implicaciones en la vida cotidiana de una persona ya que, por ejemplo, un paciente que necesita una resonancia magnética no podrá soportar la ansiedad que emerge cuando se encuentra enun espacio tan restringido. Esto implica que existe un porcentaje imporante de seres humanos hoy en día que no se encuentran en condiciones de acceder a la tecnología médica de la misma manera que aquellos que no padecen esta fobia. Si una persona claustrofóbica experimenta un accidente, el proceso de evaluación del daño cerebral será un reto que, en algunas ocasiones, traiga consigo consecuencias fatales.
TRATAMIENTO PARA LA CLAUSTROFOBIA
En Centro de Psicología Avanzada hemos creado el tratamiento más completo y el más eficaz que existe en la actualidad para las fobias, utilizando como principales técnicas el EMDR y la REALIDAD VIRTUAL
Trabajamos día a día en la investigación para solucionar las FOBIAS, seguimos innovando y perfeccionando las técnicas para conseguir los mejores resultados.
Centro de psicología Avanzada tiene el más alto porcentaje en éxitos para la solución a las Fobias.
Pasos que seguimos para el tratamiento de la CLAUSTROFOBIA:
1 – Enseñamos al paciente procedimientos de autocontrol para manejar el miedo (relajación, visualización guiada, técnicas de respiración, hipnosis, etc)
2 – Trabajamos con el paciente el origen de la Fobia, así como otras situaciones traumáticas producidas por la Fobia con la terapia EMDR (Desensibilización y reprocesamiento por los movimientos oculares), con EMDR trabajamos los siguientes puntos:
- Cada evento viejo que contribuye a la fobia.
- La primera vez que ha sentido miedo
- Las experiencias más perturbadoras
- La vez más reciente en la que ha sentido miedo
- Cualquier estímulo presente asociado.
- Sensaciones físicas u otros signos de miedo, como la hiperventilación
- Creamos un esquema positivo para una acción futura, libre de ansiedad.
3 – Una vez hemos reprocesado de nuevo todos los hechos que han causado la fobia, hacemos exposición a la situación temida ayudados con la REALIDAD VIRTUAL.
La realidad virtual es una buena alternativa en relación a las técnicas tradicionales de exposición en el tratamiento de la claustrofobia. A diferencia de la exposición en vivo, la realidad virtual permite la estandarización y el control sobre los parámetros de las sesiones de exposición. Asimismo, esta tecnología es particularmente útil para repetir la exposición de las situaciones temidas las veces que sea necesario para el paciente. Además, previene ataques de pánicos, disminuyendo el riesgo de reforzar el miedo ya existente.